Las bacterias que se encuentran en nuestro aparato digestivo se han adaptado al tipo de alimentación que ingerimos habitualmente. En realidad, nuestra microbiota es completamente adaptable a los cambios de dieta.
Recuerda que TODO LO QUE COMES no te alimenta solamente a ti, si no que alimenta también tu microbiota. Y su composición dependerá del tipo de alimento que les des. Te interesa tener gran cantidad de microorganismos beneficiosos, pero también diversidad.
Por lo tanto, es importante tener una dieta rica en Fibra. En especial en fibra fermentable procedente de alimentos de origen vegetal y debes asegurarte la variedad.
Recomendaciones para una microbiota sana y equilibrada:
- Aumenta la cantidad de fibra poco a poco y tu microbiota se irá ajustando.
La encuentras en: fruta, verduras, frutos secos, semillas, legumbres, cereales integrales.
- Es muy interesante incluir en tu dieta el almidón resistente. Lo encuentras en: patata y arroz (con preparación prebiótica), yuca, boniato, trigo sarraceno, avena, plátano macho, kuzu.
- No hay que olvidar las grasas sanas de origen vegetal que encuentras en: frutos secos, semillas, aceite de oliva, aceite de coco, crema de cacahuete, cacao, café
- Otro punto importante en una dieta sana y beneficiosa para la microbiota es el consumo de alimentos de origen animal, aunque en menor medida.
Carne (en PEQUEÑAS cantidades, 2-3 veces a la semana priorizando las piezas magras), pescado, huevo
- Otro factor esencial para mejorar la microbiota es el consumo de microorganismos buenos, con efecto PROBIÓTICO. Los encuentras en alimentos fermentados como: encurtidos (no pasteurizados), chucrut (no pasteurizado), kimchi, miso, tempeh, natto, kombucha, umeboshi y macerados con vinagre de manzana NO FILTRADO. Los ácidos orgánicos presentes en los alimentos que han sufrido una fermentación, son utilizados por las bacterias para generar Ácidos grasos de cadena corta. Además, ayudan en la digestión por el alto contenido enzimático que contiene la mayoría de los fermentados.
Ya sabes: mima tus bacterias buenas. Si las alimentas, ellas van a cuidarte.