CENA TEMPRANO
El hábito de cenar temprano, respectando el ayuno nocturno, tiene múltiples beneficios entre los cuales están una mejor digestión y mejor calidad del sueño.
Tal vez te veas reflejada en patrón muy frecuente que contribuye a una cadena de malos hábitos: Merienda a media tarde, que hará que no tenga ganas de cenar hasta las 21.00 (o más) y tomaré una cena tardía, que conduce a una de dos situaciones:
- Ceno un snack ligero (que no me aporta los nutrientes que necesito para la “regeneración” de tejidos que el cuerpo lleva a cabo durante el sueño)
- Ceno correctamente (pero la digestión más pesada puede contribuir a acostarme tarde o tener dificultad en conciliar el sueño)
En resumidas cuentas, por supuesto, depende de los hábitos de vida de cada uno, pero puede ser interesante eliminar la merienda y CENAR TEMPRANO (sobre las 8.00): Cenar (como hemos visto en la semana 1 y 2 del reto) verdura + proteína (+ hidratos de carbono reducidos, dependiendo de nuestros hábitos, objetivos). En suma: un PLATO DE COMIDA REAL.
Si no desayunamos hasta las 8.00 del día siguiente, estaremos haciendo un ayuno nocturno de 12 horas.
Unas notas sobre el famoso AYUNO INTERMITENTE:
- No es válido para todo el mundo
- No es una “dieta” para adelgazar
- Tiene que ser acompañado de una alimentación sana y equilibrada (Si sigues los retos…el RETO 1 y 2 ya deben de estar integrados…antes de considerar el ayuno intermitente)
- Contribuye a una mejor calidad del sueño
- Tiene un papel en la prevención de muchas enfermedades, cardiovasculares, neurológicas y oncológicas, según estudios. Parte de ese beneficio, tiene que ver con el efecto antiinflamatorio y el aumento de la resistencia al estrés y a la oxidación, que son mecanismos transversales a muchas enfermedades, especialmente crónicas, y al proceso de envejecimiento.
- Contribuye a la flexibilidad metabólica (o sea, a la capacidad que tiene nuestro cuerpo para usar como fuente energética tanto la GLUCOSA como la GRASA)
- Mejora las digestiones y síntomas digestivos