Estamos acostumbrados a escuchar lo prejudicial que el estrés, tanto el estrés físico como el emocional. Hoy, dejamos de lado consecuencias como el insomnio, ansiedad, problemas digestivos, cardiovasculares, de piel, contracturas musculares, sistema inmunológico y un largo etcétera y nos centramos en los efectos sobre la COMPOSICIÓN CORPORAL.
Analizamos porque mucha gente afirma que el estrés la engorda, aun cuando controla la alimentación.
Para comprenderlo, quédate con dos ideas:
Lo primero, el ESTRÉS es una reacción natural de nuestro cuerpo ante el peligro, viene integrado “de serie”. Ante el peligro, nuestro cuerpo produce dos hormonas (CORTISOL y ADRENALINA) que en realidad nos ayudan en ese estado de alerta y activación necesarios para SALIR CORRIENDO. En realidad, el cortisol es una hormona que nos ayuda a sobrevivir.
El problema reside en el segundo punto. En la sociedad moderna, el estrés no se genera de forma puntual (al ver un peligro inminente) el estrés se ha transformado en un estado prolongado en el tiempo, a veces crónico
Veamos la acción de la HORMONA DEL ESTRÉS. ¿Cómo nos prepara para reaccionar ante el peligro?
El cortisol es una hormona que tiene acciones a nivel sistémico en todos los órganos de nuestro cuerpo: tiene acciones antiinflamatorias, incrementa el nivel del azúcar en sangre y baja la actividad del sistema inmunológico. ¡Está muy bien para cuando vemos un león y hay que salir corriendo! El problema está en nuestro estilo de vida moderno, en ese estado de preocupación, alteraciones del biorritmo, falta de descanso, sobre activación, sobre estimulación… que para nuestro cuerpo es como andar por la vida viendo leones constantemente.
El cortisol no es una “hormona mala”, es una hormona vital para poder enfrentarnos al estrés y a la propia vida, pero hay que tenerlo controlado pues tanto por exceso como por defecto esta hormona puede tener efectos negativos tanto para tu salud como para tu composición corporal.
Ten en cuenta que el CORTISOL ELEVADO eleva el AZÚCAR EN SANGRE.
Me estoy imaginando vuestras caras de sorpresa. ¿Cómo lo hace? De la “peor” manera posible: rompiendo masa muscular, por un proceso de neoglucogénesis para producir energía. Es tal y como suena: el cortisol destruye masa muscular, va a tirar de aminoácidos esenciales para generar GLUCOSA disponible en sangre para que el cuerpo pueda reaccionar de forma explosiva físicamente.
E consecuencia, este exceso de cortisol conducirá a la PÉRDIDA DE MASA MUSCULAR.
Si pierdes masa muscular, vas a perder tu tasa metabólica basal lo que terminará conduciéndote a un AUMENTO DE PESO y de masa grasa.
Por otro lado, la neoglucogénesis te dará ese pico de glucosa en sangre, aun cuando estés cuidando tu alimentación y reduciendo el consumo de CARBOHIDRATOS. Esto genera alteraciones a nivel de los receptores de la insulina y contribuye a alterar tu sensibilidad a los hidratos de carbono y a perder flexibilidad metabólica.
Por este motivo, mucha gente nota que en períodos de mucho estrés engorda aun cuando no come más de lo habitual, incluso cortando calorías.